Cuando el frío comienza a aparecer en las casas, las conversaciones entre amigos, familiares y conocidos giran en torno a los mismos temas. Remedios para ahorrar en calefacción, facturas del gas, revisiones de calderas, purga de los radiadores… De entre todos estas cuestiones, cada vez es mas frecuente oir hablar de aerotermia, la solución energética de moda que, sin embargo, todavía hoy muchos desconocen.
La aerotermia es un sistema de climatización renovable que se puede emplear tanto para calentar y refrigerar una edificación como para calentar agua sanitaria. Estos sistemas extraen la energía térmica almacenada en el aire para transformarla en frío o calor.
De forma muy simplificada, la aerotermia funciona mediante cambios de estado de un líquido refrigerante dentro de su circuito, en lo que se llama un ciclo termodinámico. El evaporador, ubicado en el exterior de la edificación, absorbe el calor del aire ambiente y transforma el líquido refrigerante que circula por el circuito interno de la aerotermia en gas. Este gas, posteriormente, pasa por un condensador, permitiendo que el gas vuelva a estado líquido. La energía que se desprende de todo este proceso es la que finalmente se libera y se emplea para calentar el hogar. Y el mismo proceso a la inversa es el que sirve para refrigerar la vivienda.
Dado que no necesita combustibles fósiles y únicamente requiere de energía eléctrica para funcionar, su uso contribuye a la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero si se compara con los sistemas convencionales. Y es, además, un sistema refrigerante más eficiente (en términos energéticos y económicos) frente a otros sistemas tradicionales, como la caldera de gas.
Sin embargo, la aerotermia implica algunos requisitos que impiden que sea apto para toda clase de viviendas. La instalación requiere un amplio espacio, tanto exterior como interior, del que no todos los hogares disponen. Además, la adquisición e instalación de estas máquinas conlleva un elevado coste económico, sobre todo en comparación con los sistemas convencionales de gas.